Contacto

La respuesta realmente está dentro de ti. Es importante estar atento a las señales corporales y a los cambios que has notado desde hace tiempo: ansiedad, tristeza profunda, desconexión de la realidad, crisis y dudas existenciales, falta de sueño, de apetito… Si estos síntomas están impidiendo que lleves con normalidad tu día a día, afectando tu rendimiento y funcionamiento diario, y no has podido resolverlos por ti misma, es momento de buscar ayuda. Tal vez notes que desde hace tiempo no te encuentras bien, que no consigues gestionar tus emociones de forma adecuada porque te desbordan o te bloquean. O quizás una situación de la vida te está paralizando y no sabes cómo afrontarla.

Encontrar al psicólogo adecuado puede ser un desafío, pero hay algunos puntos clave que pueden ayudarte. En primer lugar, asegúrate de que sea un psicólogo colegiado y con la formación adecuada. Además, es fundamental que su enfoque terapéutico encaje contigo, ya que el abordaje psicológico de los problemas humanos varía y no todos se adaptan a nuestras necesidades. Pregúntale cómo trabaja y desde qué enfoque terapéutico lo hace. También es importante el “feeling” con el psicólogo; una breve llamada para conocerlo y resolver tus dudas puede ser útil para tener una primera impresión y sentirte más seguro antes de empezar.

No hay un tiempo establecido para un proceso terapéutico. Sin embargo, se ha demostrado que para trabajar de forma adecuada y resolver de raíz los problemas que nos generan malestar, es necesario dedicar tiempo para profundizar y sanar. Eso sí, no se trata de estar años sin obtener resultados, sino de experimentar una evolución progresiva. A medida que avanzas, deberías sentirte con más herramientas, mayor seguridad en ti mismo y, por ende, un mayor bienestar emocional.

Recomendamos que, al inicio, las sesiones sean semanales para mantener la continuidad del trabajo y evitar que este se diluya o se vea afectado. Lo que no aconsejamos es mantener las sesiones de forma mensual desde el principio, ya que esto reduce significativamente la eficacia del proceso. Es similar a ir al gimnasio: obtendrás resultados más rápidos si acudes con mayor frecuencia. Sin embargo, en el ámbito de la salud mental, a medida que se alcanzan los objetivos, las sesiones comienzan a espaciarse, permitiéndote tomar mayor autonomía y empezar a volar por ti mismo.

El principal beneficio es la mejora de tu salud mental, que es, sin duda, tu bien más preciado. Como consecuencia, al mejorar nuestra salud mental, también comienzan a mejorar otras áreas de nuestra vida: la laboral, social, familiar y, especialmente, la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.